Keiko nos comentó que iba a haber un festival argentino en una ciudad llamada Shichigahama, y que iba a haber varias cosas interesantes, así que pues aceptamos gustosos, ya que como algunos recordarán nuestra luna de miel fue en Argentina/Brasil/Uruguay/Chile. Nos quedamos de ver en el Kaikan (si, ahí donde vivíamos antes). De viaje fue aproximadamente como 1 hora, en la cual como íbamos en el carro de Keiko, pues ella manejó.
Llegamos y NONONONONO… estaba llenísimo. Recién entramos, y pues había de esos carteles clásicos en donde metes la cabeza y dizque estás bailando tango. Ni me fije de como era la foto esa y yo re sonriente, y hasta ahorita que ando actualizando el blog me dí cuenta que nada que ver, que debí haber girado mi cabeza a la izquierda, lo cual no hice, a pesar que Getza y Keiko me dijeron varias veces, a lo cual no les entendí en ese momento.
Después de eso como ya casi eran las 12 pues ya hacía hambre, así que ni tardos ni perezosos, nos fuimos a formar para comer. Vimos carne, carne, y más carne. Ustedes dirán “ay que exagerados”, pero recuerden que aquí en Japón casi toda la carne se importa por que la poca carne de res que se produce es ca-ri-si-ma. No hay carnicerías como en México, ni llegas y pides “me da 4 kilos de carne”, a menos que seas rico.
Nos dimos una vuelta rápida a ver que había de comer, y pues nos fuimos a formar. Había muchísima gente. Tanta, que al llegar finalmente a pagar, no había ni pollo, ni la carne que queríamos. Después que Keiko negocio con ellos que no íbamos a volver a formarnos cuando se surtieran, pagamos y nos fuimos a sentar al jardín. En el DF te dan unos aparatitos que timbran cuando ya está tu comida, pero aquí no hay de eso. Acá son tan excéntricos, que te HABLAN a tu celular para decirte que ya está la comida.
Después de algunos minutos que nos parecieron horas (porque nos estábamos muriendo de hambre) comimos. El pollo estaba RIQUISIMO. Después nos enteramos que el cocinero era un japonés que vivió en Argentina por n-mil años, y que tiene un español perfecto. La carne también estaba muy buena, pero muy pequeño el corte 🙁
Después de comer se pusieron a tocar el tango como durante 20 minutos (yo quiero uno de esos trabajos: solo chambeo 20 minutos cada 2 horas, y me pagan, que envidia).
Después nos dimos una vuelta por una especie de museo, y de las cosas que vimos interesantes ahí fue un ofuro (algo así como una tina) de los inmigrantes que fueron a argentina hace muchísimos años. Como dijo Keiko “los japoneses no podemos vivir sin ofuro”.
Fue un día muy divertido, y comimos muy rico 🙂
Para ver la galeria, hagan clic en la siguiente imagen, y pues para ver los videos, pues… piquienle al boton de “play” joi joi 🙂
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[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=SG47l4_rFNM[/youtube]
じゃね!
No, ps esta visto que lo tuyo no es hacer caso a indicaciones.
Casi muero de risa al leer lo dela llamada al cel para ir x tu comida.. je je 😛
Que padre que de vez en cuanto tengan chance de tener un cacho de latinoamerica 😛 aunque sea brevemente 😛
🙂